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Victor A. Dinamarca P.

martes, 16 de diciembre de 2008

No se puede convencer a un creyente de nada


"No se puede convencer a un creyente de nada. Pues su creencia no se basa en la evidencia, sino en una profunda necesidad de creer"
-Carl Sagan

Es inevitable crear algo de conflicto al mencionar algo en contra de Dios en presencia de los creyentes, y muchos nos preguntamos el porque.

Al haber nacido en un entorno cristiano o católico, a muchos (incluyéndome) nos ha costado dejar de creer, o al menos preguntarnos el motivo de nuestras creencias. Este predicamento se funda en la necesidad que nos han inculcado de creer. Esa necesidad de tener una vida eterna  en un paraíso, esa necesidad de que al hacer algo bueno alguien nos premiará, necesidades que son absurdas y egoístas.
 
El cristianismo fue salvajemente introducido en nuestro continente, a base de masacres, violaciones y asesinatos; por no mencionar otras atrocidades cometidas en nombre de Dios. Al parecer nadie le ha dado importancia al hecho de que nuestros antepasados fueron forzados a transformarse al cristianismo o ser torturados y morir... O nadie le da importancia o simplemente nadie lo sabe (lo cual dudo).

Muchos creen en Dios, Jesucristo, y su pueblo por la promesa de una vida eterna (o bien porque mueren de miedo de ir al infierno). En pocas palabras estamos hablando de una necesidad de suprimir el miedo a la muerte, buscar una excusa para obrar bien, complacer a alguien que puede premiar y por ningún motivo hacerlo enojar. Los creyentes llegan a auto-convencerse, no por el hecho de que hayan visto a Dios, o, como muchos afirman, haberlo sentido, sino por un terror infundado a perder la costumbre, por el miedo, la incapacidad, o la indisposición a buscar mas respuestas fuera de lo que fueron enseñados o prácticamente obligados a "ver" y creer.

Se debe tomar en cuenta que en un hogar cristiano (judío, musulmán, etc) la existencia de Dios es dada por hecho y se la enseña a los niños como una realidad, sin discusión. 
Los niños son criaturas tremendamente impresionables (¿o no han oído de un niño que crea en santa Claus, el conejo de pascua o el ratón de los dientes sin jamás haberlos visto?) La diferencia es que las iglesias y grupos religiosos no defienden la existencia de estos entes, y lentamente por experimentación o desmentimiento por parte de alguien dejan de ser reales y terminan siendo una fantasía infantil mas en el montón. Esto a pesar de que los niños los hayan sentido muy intensamente dentro de ellos, así como algunos religiosos afirman sentir a Dios.

¿Como convencen a alguien de que el fuego quema? ¿o que el agua moja? muy simple, ¿verdad? pero la creencia religiosa no se basa en experimentación real, se basa en la necesidad de creer en algo, así como el niño cree en seres mágicos que hacen su existencia mas amena. La gran diferencia es que el buen Santa Claus o el tierno Ratoncito Pérez no hacen iglesias, no inician guerras, no discriminan a quienes no creen en ellos; como lo hace Dios y como lo ha hecho a lo largo de nuestra historia, pues Dios, nunca llegó a ser una simple fantasía y existe. Si comunidad atea, lamentablemente Dios existe, existe en la mente y en los corazones de gente ambiciosa y fanática, que toma las necesidades y aflicciones de la gente y la transforman en una realidad mas simple y digerible (por esto, no se debe tomar a todos los creyentes como obsesivos, sino como víctimas). Y es la misma dificultad de hacerle creer a un niño que Santa nunca existió, que la que se presenta en un creyente al hablarle de Dios, solo aceptará los argumentos a favor de su existencia, y el resto, siempre tratará de debatirlos o los desechará. Ahora, la fe del creyente esta mucho mas arraigada que la del niño fantasioso, pues fue impuesta por miedo, por necesidad y por un tiempo muy prolongado. Además, a la larga, si un niño va a preguntar a alguien si Santa existe, se le dirá que no. Pero al preguntar sobre la existencia de Dios, al ser la mayoría (adultos y niños) creyentes, le seguirán afirmando que Dios existe y no tendrá otra respuesta hasta que alguien fuera del circulo religioso le de otra respuesta, o bien empiece a preguntarse por si mismo.

En mi opinión, para hacer que un creyente dude, no hay que enseñarle ciencia o pruebas, hay que sacarle la existencia de Dios de la misma manera en la que entro... por los sentimientos, pues nunca creerá algo que vea, oiga, huela, saboree o toque, pues no será acorde a lo que fue obligado a sentir y lo negará. Pero no lo convenzas, el ateísmo no es una doctrina o una religión, enséñale la maldad de Dios y se empezará a preguntar por su propia cuenta.

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